domingo, mayo 30, 2004
Apesadumbrado
| Portishead - Fun for Me |
Hoy tengo uno de esos días escépticos, que rezuman desdén por los cuatro costados. Sin saber demasiado el porqué, mi mente deambula descuidando las formas y olvidando los clichés que me establezco para recordarme que todo funciona correctamente. Hoy tengo el cuerpo desacompasado, bailando a un ritmo al que no está habituado. No dejo de pensar que hay algo en todo lo que me rodea que, de base, no funciona aunque como de costumbre, prefiero ni plantearme de que se trata.
Sigo sobreviviendo, que al menos es vivir, en un mundo hostil que te mira a cara de perro cada vez que al Sol se le ocurre asomar en el lejano horizonte, y sigo sin saber muy bien cual es mi función en todo el espectáculo que me rodea. Supongo que son las dudas habituales que todos hemos sufrido en algún momento, no me siento ni un ápice especial, tengo la sensación de que soy uno de tantos inconformistas que se llena la boca de grandes palabras con las que sermonear a los cuatro gatos que te prestan un poco de atención.
Alguien me dijo alguna vez que el sentirnos especiales es un derecho humano a la automentira piadosa. Al final tendrán razón los curas diciendo que la piedad es algo que hace mejor al ser humano, aunque sea la piedad con uno mismo la que mejor funciona.
Hoy tengo uno de esos días escépticos, que rezuman desdén por los cuatro costados. Sin saber demasiado el porqué, mi mente deambula descuidando las formas y olvidando los clichés que me establezco para recordarme que todo funciona correctamente. Hoy tengo el cuerpo desacompasado, bailando a un ritmo al que no está habituado. No dejo de pensar que hay algo en todo lo que me rodea que, de base, no funciona aunque como de costumbre, prefiero ni plantearme de que se trata.
Sigo sobreviviendo, que al menos es vivir, en un mundo hostil que te mira a cara de perro cada vez que al Sol se le ocurre asomar en el lejano horizonte, y sigo sin saber muy bien cual es mi función en todo el espectáculo que me rodea. Supongo que son las dudas habituales que todos hemos sufrido en algún momento, no me siento ni un ápice especial, tengo la sensación de que soy uno de tantos inconformistas que se llena la boca de grandes palabras con las que sermonear a los cuatro gatos que te prestan un poco de atención.
Alguien me dijo alguna vez que el sentirnos especiales es un derecho humano a la automentira piadosa. Al final tendrán razón los curas diciendo que la piedad es algo que hace mejor al ser humano, aunque sea la piedad con uno mismo la que mejor funciona.
