miércoles, julio 21, 2004
Ansias de Recuerdos
| Ten - Timeless |
En este país agitado y perturbado por la comisión de investigación de los atentados del once de marzo, fichajes futbolísticos multimillonarios, pateras cruzando el estrecho y operaciones salida de vacaciones, también hay lugar para la quietud, para la tranquilidad del paso de las horas sin quehaceres en la espalda, para esperas que transcurren vistazo a vistazo, tratando de encontrar lo que sabes que no encontrarás.
Entre todo eso, también hay sitio para las pequeñas diversiones y las pequeñas epopeyas. Hace no demasiado, salí con un grupo de conocidos para jugar un partido de fútbol en un lejano parque con canchas para hacerlo. Con las bromas y las cafradas de seguridad vial, llendo seis en un Twingo de camino al parque, me di cuenta que esos son, al final, los recuerdos que te quedan grabados pasados los años. Son las pequeñas cosas las que luego te hacen sentir si un período de tu vida fue bueno o malo.
En eso, esta semana ha estado plagada de pequeñas cosas que recordar. Jugando al fútbol con un valeroso alarde de patetismo, aparte de demostrar nuestra baja forma, supongo que conseguí ver que, aunque puede que no esté moviéndome con gente con la que compartir tus secretos, tus pequeñas intimidades, puede que sí esté con los adecuados para compartir risas y carcajadas y que, aunque todo tienda inexorablemente hacia el desastre, siempre podré contar con una reunión de estas para eludir los problemas a mandíbula batiente ya sea por un mal golpe a una pelota, un gol con el culo o un cabezazo que acabará en chichón.
Y la próxima parada, este siguiente fin de semana, hacia Murcia en coche con esta misma gente. Unas cuantas horas dispuestas a grabarse como una pequeña imagen en el recuerdo y todo un fin de semana para repletar un album de memorias algo olvidado últimamente. Hay ganas de ir ya, mi visita anual al mar, las risas de los de siempre, las bromas de mal gusto y algunas nuevas caras que conocer en un paraje lejano. Hay ganas de ir ya.
En este país agitado y perturbado por la comisión de investigación de los atentados del once de marzo, fichajes futbolísticos multimillonarios, pateras cruzando el estrecho y operaciones salida de vacaciones, también hay lugar para la quietud, para la tranquilidad del paso de las horas sin quehaceres en la espalda, para esperas que transcurren vistazo a vistazo, tratando de encontrar lo que sabes que no encontrarás.
Entre todo eso, también hay sitio para las pequeñas diversiones y las pequeñas epopeyas. Hace no demasiado, salí con un grupo de conocidos para jugar un partido de fútbol en un lejano parque con canchas para hacerlo. Con las bromas y las cafradas de seguridad vial, llendo seis en un Twingo de camino al parque, me di cuenta que esos son, al final, los recuerdos que te quedan grabados pasados los años. Son las pequeñas cosas las que luego te hacen sentir si un período de tu vida fue bueno o malo.
En eso, esta semana ha estado plagada de pequeñas cosas que recordar. Jugando al fútbol con un valeroso alarde de patetismo, aparte de demostrar nuestra baja forma, supongo que conseguí ver que, aunque puede que no esté moviéndome con gente con la que compartir tus secretos, tus pequeñas intimidades, puede que sí esté con los adecuados para compartir risas y carcajadas y que, aunque todo tienda inexorablemente hacia el desastre, siempre podré contar con una reunión de estas para eludir los problemas a mandíbula batiente ya sea por un mal golpe a una pelota, un gol con el culo o un cabezazo que acabará en chichón.
Y la próxima parada, este siguiente fin de semana, hacia Murcia en coche con esta misma gente. Unas cuantas horas dispuestas a grabarse como una pequeña imagen en el recuerdo y todo un fin de semana para repletar un album de memorias algo olvidado últimamente. Hay ganas de ir ya, mi visita anual al mar, las risas de los de siempre, las bromas de mal gusto y algunas nuevas caras que conocer en un paraje lejano. Hay ganas de ir ya.
